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La directora de Monteverdi Construcciones integra la conducción de una de las principales constructoras de Mendoza y tuvo a cargo el diseño del nuevo mercado gastronómico del grupo Pescarmona. Cómo es gestionar una empresa familiar con más de 70 años de vida y adaptar a las nuevas demandas.


Con título de arquitecta, apenas 36 años y una gran pasión por la construcción, Valentina Monteverdi es la primera mujer en integrar el directorio de Monteverdi Construcciones, la empresa familiar que ya lleva más de siete décadas en el mercado. Además, ha sido la responsable del diseño y de la puesta en marcha de Planta Uno, mercado gastronómico en los ex talleres Pescarmona, recientemente inaugurado.

La empresa Monteverdi tiene 70 años de existencia y hoy va por la tercera generación de personas de la familia en la conducción de la firma. Aunque Planta Uno es la obra tal vez más emblemática de los últimos tiempos, la constructora ha estado detrás de proyectos como Arena Maipú, Mendoza Plaza Shopping y una infinidad de plantas o fábricas industriales, entre las que se destacan la de Kanuff y Petroquímicas Cuyo. “La semana pasada inauguramos el hotel más alto de San Juan, con 13 pisos”, se entusiasma Valentina Monteverdi. 

Con conciencia de lo que implica para ella su historia familiar y la empresa que la sostiene, la joven arquitecta mencionó que lidera la empresa junto con sus hermanos y sus primos. Este año, la empresa ha comenzado a llevar adelante el reto de establecer un nuevo protocolo que sostenga las relaciones y el crecimiento de los negocios. “Estamos en el proceso de asumir el desafío del cambio generacional”, explicó Monteverdi.

– ¿De qué se trata este proceso?
– Hoy todos somos profesionales en áreas técnicas, pero nos cuesta encarar cómo vamos a ampliar el directorio. Por eso contratamos una empresa de gestión para establecer la ruta de trabajo y crear un nuevo protocolo familiar. Lo bueno es que en las primeras reuniones que tuvimos nos dimos cuenta de que todos estamos de acuerdo en los objetivos, en hacia dónde queremos llevar la compañía y en la importancia de la armonía familiar.

En esta línea, establecimos nuevos objetivos que tienen que ver con crecer y con ampliar nuestra carpeta de negocios. En parte, porque también somos más familias las que hoy participamos de la empresa. También vamos a decidir quién va a liderar y cómo se va a realizar este proceso. La clave de todo es la comunicación, compartir valores y tener muy claro cuál es la misión y visión de la empresa.

– ¿Cuáles son hoy las unidades de negocios de la firma?
– 
La constructora es nuestra unidad de negocios principal y hay tres más que por ahora son dependientes, pero buscamos que funcionen de manera autónoma. Una es la hormigonera, que es la más importante no solo porque le vendemos a terceros sino también porque producimos nuestro propio hormigón. Eso es para nosotros lo más importante porque casi todas nuestras construcciones se basan en el hormigón armado y nos permite estar seguros de la calidad.
Por otra parte, estamos armando una unidad de negocios que fabrique aberturas, sin que pasen por la constructora. También tenemos desarrollos inmobiliarios y una división de una finca, que está comenzando y que lleva adelante un primo que es ingeniero agrónomo.

– ¿Cómo es ser la primera mujer en el directorio en un sector en el que las mujeres recién empiezan a liderar?
– 
Es verdad que es difícil ser una mujer en el área de la construcción por creencias y por el mito de que la construcción no es un lugar para el género femenino. Si bien en la parte de mano de obra en obras no se ven mujeres, sí hay cada vez más en mandos medios y profesiones como arquitectura, ingeniería, paisajismo e higiene y seguridad. Creo que es porque a la mujer se la valida con el título y hay que romper un poco con esa estructura de que la mujer tiene que estar validada por algo más. En el momento en que haya confianza de que cualquiera puede asumir cualquier tarea sin importar el género, vamos a poder ser más las protagonistas principales.

– ¿Cómo es tu experiencia en este sentido, tanto hacia adentro de la empresa como hacia afuera?
– 
Lo más lindo es que en mi empresa nunca hubo diferenciación de género. Somos cuatro mujeres y tres varones en la nueva generación que está activa y todos participamos de acuerdo con nuestras capacidades, competencias e idoneidad. Es desde ese pensamiento que se maneja toda la empresa. Si me asignan una obra da igual si soy mujer o varón, sino que soy la responsable de eso. Al tener la ventaja de llevar el apellido ha sido más fácil poder posicionarme como jefa, pero el lugar de líder te lo tenés que ganar, seas hombre o mujer.
Más allá de esto, suelo hablar con mi hermana y con mis primas que al ser mujeres tenemos que ser protagonistas y dar nosotras las posibilidades a otras mujeres. Queremos ser pioneras en esto y ser las primeras en decirle sí a otra mujer. De todas maneras, por ejemplo, en el caso de Planta Uno, el 90% del equipo que tomaba decisiones pertenecía al género femenino y se ve la excelencia en el lugar.

– ¿Cuáles fueron los desafíos con Planta Uno? (NdR: El mercado abrió el 26 de junio y ha sido un éxito de público).
– 
En 2020 nos presentaron el master plan para hacer un proyecto ejecutivo y Sofía Pescarmona me pidió hacerme cargo del proyecto. Estuvimos casi un año con la documentación y en 2021 comenzamos a construir. Es un proyecto grande que se dio a la salida de la pandemia. El mercado de oficinas estaba complicado y fuimos por el gastronómico. Ahora estamos creando el coworking y se analizarán paso a paso las opciones a seguir.

– ¿Cómo es llevar adelante una empresa en un contexto tan complejo como es Argentina?
– 
Llevamos 70 años y cada diez años hay una crisis profunda en Argentina, pero hemos sabido acompañar ese proceso o adelantarnos. Los que trabajamos en este país tenemos que tener planes a, b y c, por si hay algún movimiento en la economía por un contexto de elecciones, cambio en la política de ingresos de materiales, pandemia.
Si es verdad que siempre que hay una crisis hay una oportunidad y hemos tenido la suerte -o estuvimos atentos- de que en las crisis que he presenciado, siempre ha habido un cliente que vio la oportunidad de hacer una inversión. Nunca dejamos de trabajar, nos adaptamos, flexibilizamos las maneras de cobrar, hacemos acuerdos, recibimos permutas o ponemos el hormigón como forma de pago. Buscamos distintas maneras de acompañar esa inversión y a nuestros clientes.

– ¿Hoy cómo está la entrega de materiales?
– 
Tal vez con algunas cuestiones específicas como ascensores o algunos productos en cantidades se dificulta o es más caro, pero en general la construcción se hace casi todo con productos nacionales y los estándares son muy buenos.

– ¿Qué es la construcción para vos?
– 
A mí y a mi familia, la construcción nos atraviesa. Gracias a Dios o no sé por qué casi todos eligieron carreras relacionadas. Mi padre, mi tío, mi abuelo… Todo lo hacemos con la agenda de la empresa, ya sea vacaciones, elegir vivir en la provincia, llevar el día a día juntarnos los domingos o no. Es algo que también estamos trabajando en el nuevo protocolo porque una de las patas es la armonía familiar y si no está, la empresa no puede funcionar o no va a tener éxito.
A mí me encanta lo que hago, me apasiona. Todos tenemos nuestros intereses afuera y buscamos el equilibrio, pero es verdad que muchas decisiones estratégicas están condicionadas a la armonía familiar: expandirse, mudarse o vender se tiene que consensuar y seguro todos vamos a priorizar a nuestra familia por sobre el crecimiento de la empresa.

Vía: mdzol.com


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