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Pionero y firme en sus convicciones, Aldo Antonutti capitalizó su experiencia en la empresa familiar y desarrolló una original propuesta de pochoclos orgánicos.


Cuando Aldo Antonutti (33) era chico, sus papás se mudaron a Tandil para fabricar quesos orgánicos. Adelantados a su época, fundaron el primer tambo certificado del país. Algunos años después de la muerte de su padre, Aldo hizo un MBA en el IAE que le cambió la cabeza y lo preparó para hacerse cargo de la empresa familiar en 2017. Armó equipo, viajó a Italia y se empapó del mundo de la producción orgánica.

“Encontré mi camino, amo lo que hago. La gente elegía nuestros productos y yo quería hacer algo grande, pero el tambo no me permitía esa expansión”, recuerda. En su luna de miel en Nueva Zelanda encontró la inspiración: pochoclos orgánicos. “Investigué y estaban muy asociados al cine, pero en Estados Unidos y China son el principal snack. Quería hacer mi camino, fuera de la familia, como un anexo a Santo Padre, nuestro tambo orgánico”, explica el joven emprendedor, que es parte de la Comisión Directiva de MAPO (Movimiento Orgánico de la Producción Orgánica).

En plena pandemia, se asoció con Pablo Mauto y Christian Bonfiglio e invirtieron US$120.000 en una planta en Tigre, donde se procesa la compra de maíz pisingallo para pochoclo. Así crearon Bamboo Snacks, que apunta al mercado interno y la exportación. En solo dos meses, ya están en 300 puntos de venta de todo el país y estiman una facturación de doce millones para este año.

La marca propia de pochoclos orgánicos, la idea de un argentino que concretó en pandemia.

«En Estados Unidos y China son el principal snack. Me propuse hacer mi camino en Argentina con la primera marca de pochoclos orgánicos del país»

Aldo Antonutti

¿Cómo lo hicieron?

Armó el proyecto y cotizó la maquinaria que necesitaba, pero no contaba con el dinero para hacerlo. De todos modos, se acercó al proveedor de máquinas y le contó su idea. “El contexto de Argentina no ayudaba para nada, la gente no quería invertir, menos en dólares. Pero yo estaba empecinado en que era una oportunidad. Le presenté el proyecto y me dijo que él ponía la inversión. No lo conocía y hoy es mi socio. Estamos súper contentos”, cuenta.

Con la empresa familiar, Aldo ya había generado un canal comercial con dietéticas, almacenes y tiendas naturales, por lo que le resultó más sencillo insertar Bamboo Snacks en el mercado. Ahora apuestan a entrar en las góndolas de supermercado para llegar a todo el país y también expandirse en la región.

Un camino orgánico

“Al principio teníamos que educar al consumidor sobre lo significa ser orgánico. Hoy hay un gran sector de los consumidores que además del precio, mira la etiqueta, cómo está hecho, la trazabilidad, por quién está hecho. La gente se copó con Santo Padre y ahora lo mismo está sucediendo con Bamboo. Siento que hay un voto de confianza en lo que desarrollamos”, señala.

Pero no solo la producción es orgánica, la comunicación también. “Mi estrategia es no hacer publicidad, ir de boca en boca y poder enviar productos a gente que tenga este pensamiento. Es mucho más lento, pero crea una comunidad”, asegura.

Hay salados y dulces, todos con ingredientes naturales.

Los consejos de Aldo

  • “Capacitate. Haberme capacitado y hacer el MBA me cambió la manera de pensar y la vida profesional. Es clave salir un poco de tu círculo y rodearte de gente con otra visión y mentalidad que te puedan nutrir y agregar habilidades.”
  • “Elegí a tus socios. Es fundamental armar un equipo bien sólido que se sostenga en el largo plazo. Muchas veces no funcionaban las máquinas, no salía el producto como queríamos y fue muy importante contar con la motivación de los otros cuando uno se caía.”
  • “Conocete. Para armar equipo, te tenés que conocer muy bien, saber en qué sos bueno y en qué no desde el primer momento. Yo sé que tengo un montón de virtudes, pero para vender el producto no soy bueno, así que busqué alguien de comercial que me complementara.”
  • “Preparate. Desde los 17 años que quiero emprender, pero subestimaba muchas cosas en el proceso. Me faltaba seguir aprendiendo, hasta que llegó el momento en que me sentía preparado. Es necesario pensar un poco más y no improvisar.”

En números

Inversión inicial: USD 120.000

3 variedades de pochoclos: Azúcar Orgánico, Sal Marina y Sweet & Salty

+300 puntos de venta

Entre $160 y $180 es el precio de venta al público por paquete

Facturación estimada 2021: $12.000.000


FUENTE: OHLALÁ!