Se trata de una fábrica de cosechadoras que, desde Oberá, desarrolla máquinas para los cultivos de yerba mate, té y tabaco.
Con apenas 29 años, David Lory es la fuerza innovadora de una empresa familiar que desde hace un tiempo no para de crecer y asombrar a muchos desde la pequeña localidad misionera de Oberá. Lory Máquinas hace casi 50 años empezó a fabricar de forma casi artesanal cosechadoras de té que se pudieran adaptar a la difícil geografía misionera.
Pero desde hace unos años, la incorporación del más joven de los Lory sirvió para impulsar la innovación y alumbrar una novedosa cosechadora de yerba mate. Algo impensado en un cultivo cuya cosecha siempre fue manual, a cargo de los tareferos. Como resultado de este nuevo producto las ventas se dispararon y la firma entró en una etapa de crecimiento acelerado.
Ahora Lory va por más: está por incursionar con un artefacto que permitirá cosechar el tabaco Burley que se planta en Misiones. Completará la triada: té, yerba mate y tabaco, los tres cultivos principales de la tierra colorada.
La innovación y la reorganización de sus procesos productivos con el famoso método japonés Kaizen, está lanzando a Lory a una etapa de crecimiento novedosa para esta organización netamente familiar. La firma emplea a 11 personas y tiene su planta en las afueras de Oberá, sobre la Ruta Nacional 14. Hace dos años fabricaban dos cosechadoras por año, de manera casi artesanal y se dedicaban exclusivamente al té.
El año pasado produjeron y vendieron 35 cosechadoras (20 de yerba y 15 de té), que tienen un valor que oscila entre cuatro y seis millones de pesos cada una, dependiendo si el tractor sobre el cual se monta es nuevo o usado. También puede incorporar una balanza electrónica para pesar la hoja verde antes de enviarla a los secaderos.
Años 70
La firma Lory fue fundada en los años 70 por Julio, el abuelo de David, un hijo de inmigrantes suizos que con 83 años todavía recorre los talleres cada día. Julio le pasó la posta de la empresa familiar a Jorge, el padre de David, quien logró incorporar la estandarización de muchos procesos productivos. “Nuestro objetivo ahora es llegar a producir a un ritmo de cuatro cosechadoras por mes en forma constante, lo hemos logrado, pero en momentos muy puntuales”, explica David Lory, en una entrevista con LA NACION.
Desde hace unos años, la empresa trabaja con los técnicos del INTI para mejorar sus procesos productivos. A través de la metodología 5 “S” redujeron a menos de la mitad los tiempos de manufacturas de algunas piezas clave y optimizaron la cadena. En 2020, durante la pandemia, fueron seleccionados para el proyecto Kaizen-Tango, y recibieron la orientación de un experto del JICA, Katsutoshi Ikeda, que se focalizó sobre los flujos de trabajo. La compañía tiene una red de proveedores cada vez más aceitada, principalmente en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires.
Innovación y pensar en el productor
Pero más allá de las mejoras en los procesos, la clave de Lory es pensar en el productor y sus problemas. En 2018 empezaron a hacer pruebas con unos productores yerbateros que querían probar una máquina capaz de reemplazar el trabajo manual en los yerbales. No fue fácil porque la planta de yerba mate es delicada y requiere del ojo experto del tarefero, que sabe elegir qué ramas cortar.
“El tema de la cosecha tiene que ver no tanto con la máquina sino con el tratamiento del yerbal, el manejo del suelo, no había nada escrito y fuimos probando, eso generó una demanda de cosechadoras muy importante”, explica el empresario.
Hay que tener en cuenta que la cosecha de yerba mate el tarefero es fundamental, con su experiencia para elegir las ramas que va cortando para sacar la hoja verde. “Lo nuestro es estar cerca del productor, ver qué necesita y cómo podemos diseñar soluciones para sus problemas”, dice.
Ahora están terminando las pruebas con la cosechadora de tabaco Burley, un proceso que hasta ahora se hacía todo a mano. Solamente el tabaco Virginia, que se planta más en Salta o Jujuy, podía cosecharse a máquina.
Actividad tealera
La actividad tealera tiene su epicentro en la zona centro de Misiones, donde están radicados los cuatro principales exportadores de la infusión. Lory los tiene a todos entre sus clientes: Casa Fuentes, propiedad de la multinacional inglesa Finlays; Don Basilio, El Vasco y Urrutia.
Oberá es una ciudad de 93 años que se formó con la llegada de inmigrantes europeos, principalmente de Europa del Este: polacos, suizos, alemanes, suecos, finlandeses, españoles y por supuesto paraguayos y brasileños. No por nada es considerada la Capital Nacional del Inmigrante.
“Ellos trajeron un ingenio innato porque tuvieron que inventar soluciones para muchos problemas que les presentaba una geografía y un clima tan distinto al que estaban acostumbrados y todo ese empuje emprendedor se refleja en la industria metalmecánica”, cuenta David, que se formó como ingeniero mecánico en la facultad de Oberá, de la Universidad Nacional de Misiones.
La empresa ya exportó cosechadoras de té a Ecuador y Kenia, uno de los principales productores de té del mundo, donde la población rural está migrando a las ciudades y necesitan soluciones para el futuro. Los keniatas vinieron de África en 2017 a buscar al padre para pedirle una cosechadora de té, que en el futuro puede representar pedidos por varias más.
“Ellos están pensando en soluciones para los próximos 20 años y quieren corroborar si la calidad del té cosechado a máquina es la misma”, expresa David, que se encarga del diseño y los proveedores. Su esposa Dana está en los procesos de Certificación, su mamá Silvina está en la parte administrativa y Jorge, el padre, en la producción. “Admiramos mucho a la empresa de pulverizadores Caimán, de Las Parejas, queremos tener una línea de producción como la de ellos”, finaliza.
FUENTE: La Nación.
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