La nueva mirada de la empresaria al frente de un cultivo icónico; cómo llevó el negocio familiar a otro nivel
“Siempre digo que si me hacen un estudio de ADN debo tener algo de maní en la sangre”, expresó con orgullo Ivana Cavigliasso (43). Desde que tiene uso de razón, se dedica a lo que le apasiona, que no es nada más ni nada menos que producto de un legado que se fue transmitiendo con mucho esfuerzo y convicción.
Viene de una familia numerosa, son 4 hermanos, y desde pequeña vivió en el campo, a 14 km de General Cabrera, Córdoba. Cursaron la primaria en una escuela rural, mientras su papá, productor agropecuario, sembraba maíz, soja, trigo y algunas hectáreas de maní. hasta que empezó a ver que con ese cultivo se podía hacer algo más: industrializar.
“En 1984 montó una planta muy chica, artesanal. El maní se seleccionaba a mano. El negocio fue creciendo de a poco. Antes se destinaba toda la producción a la industria aceitera y luego empezó a venderse más para el consumo, como maní confitero. En 1995 hicieron una planta más grande, que es donde estamos hoy. Así nació Prodeman”, relató Ivana.
En ese momento la empresa aún estaba en sociedad con sus tíos y en 2009 decidieron separarse: “Nos quedamos con la llave del negocio y lo llevamos adelante con mi familia. Mi hermano más grande y yo nos ocupamos de la industria, mi hermana más grande se ocupa de la administración, y el más chico, que es agrónomo, se encarga del campo”, detalló.
Ivana Cavigliasso: una nueva impronta
Si bien la tradición de empresa familiar estuvo presente desde el inicio, hay cosas que se fueron modificando con la impronta de las nuevas generaciones y una de ellas es la importancia de la educación: “Mi papá siempre nos pidió que estudiáramos porque él no pudo, tuvo que trabajar desde los 12 años. Así que todos lo hicimos”.
Su madre no se involucró directamente con el negocio, pero su aporte como ama de casa fue valiosísimo: “Trabajaba a la par de mi papá, había que darle de comer a todos los empleados, hacerse cargo de las tareas domésticas, era agotador”, relató Ivana y contó que ella quiso romper un poco esa lógica: “Somos una familia de descendencia de tanos, donde el hombre tenía una figura muy fuerte, tenía el rol más importante. Yo tuve una lucha conmigo misma de poder hacer otra cosa”.
De esta forma, se fue a estudiar Ingeniería Industrial a Córdoba Capita. En ese momento era una carrera muy nueva y no se sabía todo el potencial que tenía: “Me recibí y sabía que me iba a volver a trabajar con mi familia. No fue fácil al principio. Llegué a un lugar donde estaba todo organizado, tenía que encontrar mi espacio. En ese momento empiezan a surgir las normas de calidad en las plantas de maní y ahí es donde empecé, desde cero, encontrando mi lugar y hoy mi puesto es Gerente de Calidad e Inocuidad”.
Ivana es miembro del directorio y tiene otras funciones en la empresa que fue adquiriendo por su pasión y curiosidad: “Fui desarrollándome personal y profesionalmente. Empecé a formarme en aspectos más blandos, coaching, inteligencia emocional. Ahí fue mi despegue. Miro hacia atrás y no puedo creer el cambio que hice. Hace poco estuve en una charla de liderazgo en la Universidad Siglo XXI y me quedó una frase ´somos líderes en constante desarrollo”, nunca podés parar”.
Ivana se dio cuenta de la importancia de conocer a las personas y sobre todo en empresas de tanta magnitud: “No es fácil llevar esto. En Prodeman hay más de 600 empleados y hay 10 mil habitantes en General Cabrera. Hay que seguir aprendiendo para dar lo mejor”.
La mujer al frente del maní
Hace dos años Ivana asumió otro rol: presidenta de la Cámara Argentina del Maní, integrada por 20 empresas socias. Desde ese lugar fue trabajando distintos aspectos que preocupan al sector. En julio se termina su mandato pero no descarta a futuro volver a ocuparlo: “Al maní no se lo miraba tanto y el tema de que sea mujer le dio más visibilidad. El año pasado me convocaron al congreso de IDEA en Mar del Plata como parte del panel”.
Si bien no es la primera mujer en ocupar ese rol, la anterior fue hace más de 20 años, en otro contexto y con otros espacios: “Es muy interesante el desafío pero me costó mucho tiempo en mi vida personal, el ir y venir de Buenos Aires. Tengo tres hijos, estoy divorciada y me demanda una logística cada vez que tengo que viajar”.
Al respecto, contó que el liderazgo femenino es muy diferente al masculino en cuanto a lo que se le exige: “Un ejemplo es cuando tengo reuniones con la mesa chica, donde todos son hombres, y la agendan a las 12:30 del mediodía. Para mi esa hora es el caos con mis hijos y tengo que pedir que cambien el horario. Ahí empieza a funcionar la culpa. Esto que tenemos las mujeres al dejar nuestros hijos pero que no sucede con los hombres”.
Y agregó: “Sé que las mujeres tenemos que hacernos los espacios pero también hay que luchar por romper con estas lógicas, de que la madre se hace cargo de todo. Sobre todo en los pueblos cuesta más cambiar esto. Yo siempre les enseño a mis hijos eso, a mi hija a pelear por su lugar y a mi hijo a respetar a las mujeres”.
De Prodeman a Maní King
Argentina es la principal exportadora de maní a nivel mundial y Prodeman es una de las que lidera el ranking, con 1.000 millones de dólares al año: “El 95 % del maní se exporta y nuestros clientes son todos de afuera, Brasil, China, EEUU, pero en lo que es exportación al mercado europeo somos los primeros”, detalló la gerente.
Actualmente descascaran mil toneladas de maní por día y tienen una capacidad de acopio de hasta 140 mil toneladas de maní en caja. Se ocupan de toda la cadena del maní, desde la siembra con 40 mil hectáreas, hasta las góndolas tanto locales como internacionales.
En 2010 comenzaron con la marca Maní King con el objetivo de crear un maní de exportación pero enfocado al mercado interno. Entre sus productos se destacan pasta o manteca de maní, maní frito y maní tostado: “La gente cuando come un buen maní, sigue comprando ese maní. Hace 5 años atrás hacíamos 10 toneladas de pasta de maní en frasco y nos quedaba guardado. El consumidor argentino no estaba acostumbrado. Hoy se ve más en platos, en salsas. La gente que entrena en los gimnasios lo pide mucho. Ahora estamos arriba de las mil toneladas de pasta de maní por año, nunca nos hubiésemos imaginado. El mercado interno viene creciendo a números impresionantes”.
Maní, el marginado de las economías regionales
Sin embargo, a pesar de la expansión del negocio con valor agregado, la presidenta de la Cámara Argentina del Maní expresó que hay mucho por hacer: “No somos reconocidos como economía regional, cuando cumplimos con todas las cualidades. Hace años que venimos trabajando con distintos legisladores para que nos den esa categoría. Entramos en la misma ley de granos que el resto de los commodities cuando somos muy distintos”.
Otro punto por el cual están trabajando es para eliminar las retenciones: “Tenemos productos elaborados con retenciones, lo que está lejos de fomentar el valor agregado. No te conviene hacer un producto terminado si no cargarlo en crudo. Logramos una baja pero lo que queremos es quitarlas totalmente. Ahora apareció el dólar agro, pero en el maní es inviable. No funcionamos como la liquidación de soja. Tenemos pagos a 90 o 180 días. Lo que cargabas en marzo lo cobrabas recién en julio/agosto. Hoy de las 20 empresas de la Cámara hay una sola que ingresó a dólar agro, porque tiene otro sistema”.
Y agregó: “Nosotros exportamos y ese monto al Estado no le mueve la aguja, pero para nosotros como sector es mucha plata. Este año ya se sembró 15 % menos de maní que el año pasado. La sequía achicó además un 20 % la producción. Es un año muy complicado para todos los cultivos”.
Capacitación laboral y educación nutricional
Desde la Cámara trabajan en muchos proyectos, uno de ellos involucra al desarrollo del cultivo de maní. Desde las empresas aportan un porcentaje a la Fundación Maní Argentino, que se dedica a la investigación y además trabajan en conjunto con el Centro de Ingenieros Agrónomos de General Cabrera y la zona que también están enfocados en su evolución.
En la provincia de Córdoba el maní es la segunda economía que más divisas ingresa, después de la automotriz. Tiene un rol muy importante y necesita de gente capacitada en el tema: “El maní es algo tan particular que cada planta forma su personal. No hay un curso de, por ejemplo, “cómo seleccionar maní”. Hoy en día es difícil para las familias enviar a sus hijos a estudiar a Villa María, Río Cuarto o Córdoba, por la distancia y la situación económica.. Por eso decidimos enfocarnos en la educación y estamos en desarrollo de un Instituto. Uno de los objetivos también es lograr que estos profesionales que se van quieran venirse a vivir a esta zona y trabajar acá”, adelantó Ivana.
Otro de los objetivos que tiene la Cámara es enseñar a la gente que el maní es sano: “Comer maní tiene los mismos atributos nutricionales que una palta. El maní es un fruto seco, es de los snacks más económicos. Uno lo relaciona con lo que lo acompaña, que es la cerveza, entonces parece malo. Hoy se puede agregar maní a mucha comida”.
Prodeman y la economía circular
Desde la empresa también incursionaron en la bioenergía a través de la cáscara del maní: “El maní tiene un rendimiento de 70 % grano y 30 % chala de maní. Ese residuo antes se tiraba, se prendía fuego, era una amenaza para el pueblo. Empezamos con un proyecto y construimos una planta para generar energía. Hoy tenemos un contrato con el Estado en Renovar 2 por 20 años. Quemando chala de maní nuestra y de otras plantas generamos electricidad para 18 mil hogares, 10 megas por hora. Se conecta al sistema nacional y CAMMESA la distribuye”.
Además están desarrollando ladrillos ecológicos, económicos: “Cuando quemás la chala te queda un 2% de cenizas. Entonces se empezó a ver qué hacer con eso, hicimos pruebas y diseñamos unos ladrillos. Los mandamos a analizar al INTI por el tema de la resistencia y nos aprobaron. Hacemos ladrillos prensados que se mezclan con cemento. Mi hermano es intendente de General Cabrera y la idea es usarlos para adoquines del pueblo”.
Vía Agrofy news
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