Crucianelli es una empresa familiar que nació en un taller y hoy es una de las principales empresas de sembradoras del país. Está situada en la localidad santafesina de Armstrong y fue iniciada por Nazareno Crucianelli. Luego de su fallecimiento en 1984, tomó la posta su hijo Raúl, quien fue el que profesionalizó la empresa. Y desde el 2013, es liderada por Gustavo, uno de los 3 hijos de este último, que busca profundizar el profesionalismo y expandirse a nivel mundial.
Nazareno, papá y abuelo de Raúl y Gustavo, respectivamente, había llegado en 1924 desde Italia y vivió en el campo junto a sus padres hasta que en 1947 se radicó en Armstrong. Allí dio los primeros pasos de la empresa familiar en 1956 con un taller muy pequeño pegado a la casa donde vivían.
Años más tarde, en 1965 puntualmente, armó un galpón más grande y ya en 1981 se radicó en el actual sitio donde está ubicado Crucianelli.
Raúl comenzó desde muy chico a involucrarse en la empresa que fue armando con esfuerzo su papá. Recordó que al principio, con apenas 10 años, iba a la fábrica y lo tomaba como un juego. Luego, en 1975, después de hacer el servicio militar, comenzó a tener más responsabilidades.
Sin embargo, en 1984 hay un cambio radical en la empresa tras el fallecimiento de Nazareno. Raúl se hace cargo junto a un equipo que ya venía trabajando.
Según contó Raúl a Clarín Rural, apenas empezó a incursionar en la empresa, inculcó la introducción de tecnología para la fabricación. Recordó que aquellos primeros años fueron de permanentes cambios de procesos de producción, tratando de mejorar las condiciones de trabajo para el operario y ser más productivo.
Posteriormente, llegó una etapa de cambio de producto, de modernización y de estandarización. Al principio fabricaban todo tipo de maquinaria agrícola. Pero una de las tareas que se propuso fue fabricar menor diversidad de productos y mayor estandarización. Así, a mediados de los 90 ya avanzaron con el desarrollo únicamente de sembradoras.
Cuando Raúl comenzó a tener más participación en la empresa, había 50 fabricantes de sembradoras en el país. Y en aquellos años no existían dentro del ranking de los que más vendían. Luego, desde el 2000 en adelante, fueron creciendo en el mercado y en los últimos 4 años aseguró que lideran el segmento de las 30 empresas que hay en la actualidad, con alrededor del 40% del market share.
La tercera generación al mando
A partir de 2011 se fue incorporando la tercera generación de la familia. Los tres hijos de Raúl ya están ocupando diferentes cargos en la compañía y según se enorgulleció, a partir de allí la compañía funcionó “mucho mejor”.
Raúl es el presidente del directorio pero ya está en retirada y Gustavo es el que está al mando como gerente general desde el 2013. “Estoy disfrutando del cambio, con un equipo de jóvenes muy profesionalizados que produjeron modificaciones para bien”, apuntó Raul.
Sus dos hijas también integran el equipo: Laura, en recursos humanos y Betina, en tesorería.
Por su parte, Gustavo comentó a Clarín Rural que también empezó dando los primeros pasos en la empresa “jugando” desde muy chico cuando acompañaba en este caso, a su padre Raúl. Y para explicarlo cómo vivió aquellos recuerdos contó una anécdota. “Mi primer trabajo fue separar piezas chicas que estaban dentro de una lata por tamaño. Me pagaban 5 australes por lata y era una manera de jugar y entender el concepto de trabajo”, rememoró.
Cuando Gustavo terminó la secundaria, se fue a estudiar a Rosario una tecnicatura en Gestión y Producción. Y a su regreso a Armstrong se metió en la firma. En un primer momento trabajó en todas las áreas para aprender en detalle cada una. Y hasta que en diciembre de 2013, Raúl le cedió el puesto de gerente general.
La empresa se expandió y hoy es un grupo que comprende 5 compañías más, todas ligadas a la empresa madre, que es la fábrica de sembradoras.
Una de ellas es Crucianelli Fabril, que se dedica a la producción de piezas fundidas una empresa de fundición, Comercializa tanto para proveer a la marca de sembradoras Crucianelli como para terceros.
Luego nació Leaf Agrotronics, que se especializa en agricultura de precisión y electrónica. “La sembradora ya es un medio para lo que realmente tiene valor: que son los datos, la información, la electrónica y los componentes que hacen a la máquina más inteligente”, indicó Gustavo.
Posteriormente, crearon Metallo, que fabrica piezas de chapas que también le vende a la marca Crucianelli y a otras empresas del rubro.
“Sustituimos importaciones y le proveemos a colegas y a otras actividades, como la construcción, el transporte y energía renovable. Y no descartamos de ser proveedor de las terminales automotrices par salir del campo y meternos en otras industrias”, apuntó Raúl.
Más tarde, apostaron a Crucianelli de Brasil, que por el momento sólo es comercializadora de máquinas y presta servicios de postventa.
Y por último, lanzaron Raíz, la primera entidad financiera nacida de una empresa de 100% capitales argentinos.
Plan estratégico a largo plazo
En el Grupo trabajan 400 personas y la fábrica de sembradoras abarca el 75% del personal, con casi 300 personas.
“Los recursos humanos son más importantes que los económicos. Este año crecimos en alrededor de 200 operarios. Fue una tarea compleja. En la región hay poca o escasa mano de obra, y menos especializada. Por lo que empezamos a capacitarlos a través de un acuerdo con la Universidad de Rafaela. Dejamos de quejarnos y de protestar que no hay tal o cualquier cosa. Así que empezamos a ver que la educación ya la capacitación, adquisición de conocimiento era una necesidad y los abordamos el tema con procesos propios y otros externos”, dijo Raúl.
“Fue una apuesta muy grande. No nos permitimos el despido por falta de trabajo. Es un valor que tenemos grabado a fuego. Armstrong es una ciudad pequeña y cualquier cuestión puede afectar a la ciudad”, agregó Gustavo.
En este sentido, remarcó que esta gran cantidad de personal que incorporaron tiene que ver con el plan estratégico que se plantearon a 2030 para ser una de las 5 empresas más importante de sembradoras en el mundo.
“Podemos convertirnos en un jugador internacional clave desde Argentina. Los productores argentinos son los más exigentes del mundo. Entendemos que estar ligado a este ámbito, nos da una ventaja competitiva con el resto del mundo».
Actualmente exportan a 15 países, principalmente a los países del Mercosur, a Sudáfrica y Angola (África) y Rusia Kazajstán y Bulgaria (Europa del Este).
La facturación de las ventas al exterior ronda entre 15 y 20% por año pero el proyecto a largo plazo es que sea el 50% entre Brasil y el resto del mundo.
Particularmente, a Brasil envían la maquinaria lista para su uso. La filial situada en el país vecino sólo hace la parte comercial y la post venta. Pero la intención para el 2022 es montar una fábrica, que tenga con componentes argentinos y brasileños.
“Específicamente hay que tener un porcentaje de industria nacional brasilero para poder tener la posibilidad de acceder a crédito que los productores de aquel país están acostumbrados. Pero lo más importante es entender su cultura, siendo el segundo mercado más importante de maquinaria agrícola. Hay que ser un jugador brasilero, no creo que la solución sea vender desde Argentina”, explicó los motivos de la decisión.
El 2021 fue un año muy bueno para la marca. Crecerán otra vez después de un año récord en 2020, con un 50% más de ventas. Además, incrementaron un 65% su capacidad instalada y el objetivo es seguir agrandándose.
Entre los motivos, aseguró que fueron varios. “La posibilidad de que el productor pueda asegurarse un bien y cubrir sus rentabilidades que está ligada al dólar. Y por supuesto, la financiación de Raíz o de los bancos”, enumeró.
Gustavo remarcó que tienen un plan de inversión muy ambicioso que arrancó en 2016 para el Grupo Crucianelli. Hicieron 7.000 metros cuadrados de planta industrial, armaron una nueva línea de montaje y una planta de proceso, e invirtieron en una planta nueva para Metallo de 6.000 metros cuadrados.
Los ejes de trabajo
Gustavo sostuvo que desde que comenzó a liderar la empresa tiene tres ejes claves. Primero, sostuvo que siguió con el mismo libro de sus antecesores pero sólo que actualizado.
“Mi abuelo comenzó el proyecto con un grupo de trabajo, mi papá lo profesionalizó y el objetivo es seguir profundizando este concepto y que sea liderada por un equipo de gente y no por uno sólo. Si Gustavo no está en la empresa, sigue creciendo con el mismo objetivo de ser los primeros 5 empresas a nivel mundial”, remarcó.
El segundo punto que planteó fue seguir afianzando a la marca en el país como líderes y expandirse al mundo.
Y el tercero tiene que ver con la incorporación de tecnología no solo al producto sino a los procesos.
«Me apoyo mucho en mi papá. Tiene ese ojo clínico que le dio la experiencia, es un elemento de consulta personal permanente que nos sirve mucho para no perder esos valores que nos trajo la familia», cerró Gustavo.
Vía Clarín
0 comentarios